Opinión
10-01-2010
Opinión Invitada, Fernando Pardo
El primer concierto, algo grande, al que asistí fue al de Chuck Berry, con Pata Negra y Cucharada de teloneros en el Campo de la Mina en Carabanchel, Madrid. Debía ser el verano del 81y fui con mi hermano Juan. Para mí era todo un acontecimiento poder ir a ver a Chuck Berry, porque era uno de los grandes y porque entonces yo estaba metido a muerte en el r'n'r de los 50 y 60. El público que había era de lo más variado, macarrillas, rockabillis, jevis y viejos rockeros con ganas de ver por primera vez a una de las viejas leyendas del r'n'r en España. Llegamos pronto y nos subimos en una esquina de la portería - de futbol - que estaba justo delante del escenario. No había demasiada gente y en primera fila no hubo ningún tipo de agobios ni empujones. Cucharada arrasaron con un rollo muy teatral y rockanrolero, Pata Negra me sorprendieron por el sonido en plan blues aflamencado que no había oído antes y por tener el morro de utilizar la batería de Chuck Berry - "con permiso del maestro...”. Era la época en que apareció su éxito los Managers - "Teniamo' do' managers que eran de Hueereva' ..."
Por último la estrella, Chuck Berry, que venía con su hija como invitada y creo que una banda más o menos estable. Él con sus pintas setenteras, pantalones acampanados y patillones, y su hija con un mini vestido de trasparencias. Recuerdo que lo pase de puta madre pero que también me dio la sensación de que Chuck Berry no acababa de darlo todo, que estaba un poco pasota y que le daba demasiada bola a su hija. Eso sí, tocó una buena ristra de sus hits, hizo el Duck Walk, vaciló e hizo bailar a todos los que estábamos allí, incluidos los que nos subimos a la portería. Me quedé con la sensación de haber visto a uno de los grandes, pero en aquel momento necesitaba más energía, mas entrega en el escenario y Chuck Berry era una mezcla de tío "cool", vacilón y un poco jeta con pocas ganas de sudar.
Ya había ido a algún concierto en sala pequeña, pero esa fue la primera vez que me encontré en un concierto al aire libre que no fuera el grupo de las fiestas de un pueblo. Poco después fui a ver a la Alvin Lee Band con Wilko Johnson Band de teloneros y ahí sí que flipé de verdad. Wilko Johnson era exactamente lo que andaba buscando, r'n'r sin contemplaciones y con una actitud sudorosa y punkrockera que me atrapó al cien por cien y me evitó caer en los 80 de los pelos cardados y del exceso de pose y afectación.
Autor: Fernando Pardo