Opinión
07-06-2009
Opinión Invitada; Mauro Entrialgo
La primera música grabada a la que tuve acceso fue la contenida en la colección de discos de mi padre. En ella, convivían una mayoría de clásicos del jazz y del blues como Ella Fitgerlatz, Louis Armstrong, Ray Charles o T-Bone Walker con algunos cantantes melódicos como Charles Aznavour o Armando Manzanero. Sin haber aprendido todavía a leer, mis hermanas y yo contemplábamos una y otra vez todas las letras, fotografías y gráficas de sus portadas hasta sabérnoslas de memoria. Nuestro sistema favorito de escucha de esos EPs de cuatro canciones consistía en ir eligiendo una canción cada uno por riguroso turno rotatorio. Los hacíamos sonar en un pick-up que se escondía en el cajón extraíble de un mueble construido especialmente para esa función de minidiscoteca que también disponía de un espacio para guardar los vinilos. Pero cuando le regalaron a mi hermana un comediscos de plástico amarillo empezamos a preferir este último sistema de reproducción porque su bandolera permitía acarrearlo de un lado para otro incluso cuando estaba en funcionamiento.
De vez en cuando, también podíamos disponer de la colección de discos de mi tío Fernando. Su oficina en el tostador de café "La Brasileña", propiedad de mi abuelo, estaba forrada de carpetas de singles de la Tamla-Motown y tanto allí como en su propia casa, situada en el mismo edificio que la nuestra sólo dos pisos más abajo, sonaban permanentemente Ike & Tina, Stevie Wonder, los Temptations o Marvin Gaye.
La televisión de nuestro salón familiar se guardaba tras unas puertas bajo llave y sólo la veíamos en momentos muy determinados, entre otras cosas, porque el horario de emisión en aquella época era muy reducido. Sin embargo, la presencia sonora de la radio en mi casa era constante. Recuerdo sobre todo que emitían canciones de muchos grupos españoles como Fórmula V, los Bravos, los Pekenikes o los Brincos.
El primer disco que tuve en propiedad me lo regalaron en 1969 al cumplir cuatro años. Era un single de "La pandilla" con "Capitán de madera" por la cara A y "El pescador cojito" por la cara B.
Fotografía: Santi Ochoa
Autor: Mauro Entrialgo